lunes, 18 de marzo de 2013
Aquel ajuar
hoy los veo
cambiar noches,
la nafta de un paseo
por algún
electrodoméstico.
uno de los
dos no va a saber
que si se ensucian
con harina los
botones, esa
mini pimer
ya no va a funcionar,
por entonces
tendrán
una potente
y extensa
discusión
sobre el cuidado
de cada cosa
que entre los
dos han comprado
sigo ahí,
veo peces de colores
desentonar
con la pecera sucia,
ladran los perros:
ellos recuerdan
que el pedigree
está caro
al menos,
dos celulares
suenan,
más disney junior
altísimo en
la televisión:
ese es el soundtrack
del hogar
una patada al
estómago, ahora
me dispone a huir
educadamente
de todos modos
no solo presiento,
sino que compruebo
que de ninguna
manera ellos
se ven a sí mismos
como dos infelices.
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Es una cruda fotografía de lo que se repite a lo largo y lo ancho de las últimas décadas en las clases medias urbanas y suburbanas. "ladran los/ perros:/ ellos recuerdan/ que el pedigree/está caro" es un fragmento con el que no sé si reír o llorar (estoy más cerca del segundo).
ResponderEliminarGracias Mauro. Si, creo en que hay crudeza -de la que nos sale sin juzgar- y que incita sentimientos encontrados . De nuevo, gracias.
ResponderEliminarRosa, me encanta lo trágico de ese futuro inevitable: "uno de los dos no va a saber..." Me gusta ese futuro en tus escritos de marzo.
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